La anarquía una amenaza terrorista ideológica a los estados democráticos occidentales
El presente artículo desde la perspectiva de su título busca posicionar y motivar aquellos investigadores sociales y lectores en general, para profundizar los estudios sobre la actual amenaza anárquica terrorista, que afectan a varios países del mundo occidental, ideología que se caracteriza por constituir un movimiento rupturista que obedece a una doctrina filosófica, que no reconoce estado formal de los gobiernos democráticos y, por extensión de las instituciones que la conforman como sociedad, siendo consideradas por estos colectivos anárquicos como indeseables, innecesarias y nocivas.
Cabe señalar que el anarquismo nace en Europa a mediados del siglo XIX y entre sus referentes aparecen el francés Pierre Joseph Proudhon (1809 – 1865), junto con Mijaíl Bakunin, Kropotkin y Matesta, todos ideólogos del pensamiento del anarquismo filosófico, quienes señalaban que la autoridad debía ser excluida como criterio rector de las sociedades, estableciendo que el individualismo radical de naturaleza ética y de alto sentido lograría que los hombres se autogobernasen[1].
Es útil tener presente, que el pensamiento del filósofo ruso y revolucionario comunista Sergey Gennadiyevich Nechayev (1847 – 1882), asociado al movimiento Nihilista y autor del “Catecismo radical de un revolucionario”, estimulo la revolución contra el régimen zarista, con docenas de acciones contra el estado ruso., cuyo período revolucionario terminara con el asesinato de Alejandro II de Rusia (13 de marzo de 1881) y el consiguiente aplastamiento del movimiento nihilista[2].
En el mismo orden de las ideologías nihilistas y anárquicas el ruso Mijaíl Bakunin es considerado un occidentalizador debido a sus influencias que extendieron la ideología del anarquismo fuera de Rusia al resto de Europa, rechazando la postura pacifista de Pierre Joseph Proudhon, logrando separar el movimiento anarquista del marxismo, durante la cuarta convención de la primera Internacional (1872), donde promulgara el asocianismo (Anarcosindicalismo) y el método de la acción directa que llevarían a las sociedades a su redención, a su vez, reivindica el ateísmo, la abolición de las clases, la igualdad de los sexos, la propiedad común de la tierra y de todas las riquezas, Sera este filosofo anarquista quien más influirá en las ideologías anarquistas que repercutirán en los movimientos sociales del Siglo XX y su actual influencia en el presente contexto del siglo XXI.
Establecida la síntesis referencial ideológica precedente, es necesario citar al filósofo alemán, nacionalizado suizo Friedrich Nietzsche (1844 – 1900), quien señala en su postura filosófica que la cultura europea ha llegado a su propia ruina, a la decadencia, hay que liberar al hombre de todos los valores falsos, devolviéndole el derecho a la vida y a la existencia, para ello, el primer paso debe consistir en una transmutación de todos los valores de la cultura occidental tradicional, llamándose a sí mismo “inmoralista”, por tanto hay recuperar la inocencia primitiva y estar “más allá del bien y del mal”[3].
Establecido lo anterior y como una manera de entender los fenómenos sociales que afectan a las democracias occidentales, pareciera en una primera aproximación analítica que estas ponencias filosóficas originadas en el siglo XIX, hubiesen estado dormidas y muy distantes de los actuales movimientos que se caracterizan por acciones anárquicas violentas, por consiguiente nos preguntamos ¿Por qué está sucediendo esta situación social sorprendente por su magnitud y violencia?
En respuesta a la interrogante, es necesario tener presente en nuestro análisis a la implosión soviética; la que debía “reinventarse” con los ajustes necesarios de acuerdo a las condiciones del nuevo siglo y a los nuevos postulados teóricos que los revisionistas del marxismo habían confeccionado. De todo ello se habló con especial énfasis en los Foros Internacionales de Sao Paulo Brasil, El Alba en Venezuela y Puebla en México, ante la necesidad de solucionar ese vacío, todas las estructuras de izquierda tuvieron que generar múltiples Ongs y estructuras organizacionales de variada índole acomodando no sólo su libreto sino su militancia, sus eslóganes, sus simpatizantes y sus fuentes de financiamiento, no estando ajeno inclusive los recursos del narcotráfico.
Por lo tanto, al comenzar la última década del Siglo XX, un sinfín de dirigentes políticos, progresistas, escritores, artistas vinculados a la cultura y organizaciones varias quedaron desparramadas, sin soporte y relato discursivo y sin revolución que defender o enaltecer, en torno a lo cual estas corrientes advirtieron la necesidad de enmascararse y asumir nuevos argumentos, relatos y filosofías ideológicas que oxigenaran sus dañadas y desacreditadas consignas marxistas.
Silenciosamente, la internacional socialista reemplazó así las balas guerrilleras por papeletas electorales, suplantó su discurso clasista por aforismos igualitarios que coparon el extenso territorio cultural, dejó de reclutar “obreros explotados” y comenzó a capturar almas atormentadas o marginales a fin de programarlas y lanzarlas a la provocación de conflictos sociales bajo excusas de apariencia noble, las cuales prima facie poco o nada tendrían que ver con el marxismo clásico ni mucho menos con el terrorismo subversivo al estilo cubano, colombiano, sendero luminoso y mexicano, sino optaron por la estrategia ideológica de la “inclusión” y la “igualdad” entre los hombres: indigenismo, ambientalismo, derecho-humanismo, garanto-abolicionismo e ideología de género (esta última a su vez subdividida por el feminismo, el abortismo y el homosexualismo cultural) comenzaron a ser sus modernizadas causas de protesta y vanguardia, donde la ideología anarquista encuentra la oportunidad de emerger como dimensión ideológica insurgente ante este escenario de anomia marxista.
Actualmente identificamos estos movimientos anárquicos que se caracterizan por diversas tendencias extrañas, novedosas y aparentemente inconexas que empezaron a brotar en distintos lugares del mundo en general y de América Latina, alterando el actual estado de normalidad de los países occidentales, por consiguiente cuando nos preguntamos ¿A que nos enfrentamos como sociedad?, podemos señalar que estamos amenazados por “Acciones anarquistas insurgentes”[4], que tienen por objetivo generar “Caos e incertidumbre en la sociedad”, inspiradas en la doctrina del pensamiento “Nietzscheano de los franceses Michel Foucault y Félix Guattari, ambos filósofos franceses que plantean un modelo “Anárquico Deconstruccionista”, del tipo “Revolución Molecular Disipada”, que no reconoce “Estado formal y de sus Instituciones”.
El anarquismo ideológico insurgente, se hace evidente en diversos rayados de murallas y diferentes formas de acción violenta callejera, interviniendo el ambientes de información de internet a través de llamados a la insurgencia en las redes sociales, ejemplo se citan las “Jornadas Informales Anarquistas” realizadas en México el 27, 28 y 29 de diciembre 2013, donde el núcleo de miembros presos de la “Conspiración de Células de Fuego FAI/FRI”, contribuyó con la publicación del documento, “Seamos peligrosxs….por la difusión de la internacional Negra”[5]
Para ello, es menester hacer presente que los grupos anarquistas, se articulan a base de “células moleculares horizontales no jerárquicas”, los que accionan a través del copamiento de áreas territoriales, atentados a autoridades públicas y privadas, instalaciones policiales, militares, obras de artes, monumentos simbólicos que representan identidad de Estado, iglesias, instalaciones públicas y privadas, para imponer su dominación ideológica en secuencias violentas para generar miedo e incertidumbre y de esta manera imponer sus intereses ideológicos y criminales.
Resulta necesario señalar a lo anterior, la existencia del soporte de sectores de la cultura de la izquierda, que apoyan abiertamente la anarquía a través de manifestaciones de arte, contenidos musicales, cine, libros, revistas, obras de teatro, festivales masivos, exposiciones, programas de medios de comunicación y otros, que difunden discursos y relatos con claros sesgos ideológicos anárquicos, por otro lado, se emplea un “lenguaje semiótico semántico”[6] (transformar el sentido interpretativo de la cosa social, utilizando expresiones inherentes a la anarquía), a base de mensajes codificados que consignan una tendencia y posicionamiento de una cultura ideológica autónoma (Ejemplo Rayados murales contra instituciones del Estado, panfletos propagandísticos, pancartas alusivas a especificas ideologías, grafitis tendenciosos y videos con mensajes a la violencia en redes sociales).
Finalmente y como una manera de conclusión del presente artículo, debemos establecer que el accionar de estas “células anarquistas insurgentes”, han encontrado aliados en delincuentes y narcotraficantes, para fortalecer sus estructuras orgánicas, aprovechando redes autónomas logísticas, coaccionando con específicos procedimientos del tipo “Escalamiento de la violencia”, a través de acciones de desacato, insumisión y rebelión social, “Copamiento territorial”, en diferentes puntos simbólicos de la ciudad y poblaciones populares, provocando focos violentos, para inmovilizar y vulnerar el “Estado de derecho, provocando miedo, incertidumbre en la sociedad, para desbordar el conflicto insurgente”, de lo expuesto en el presente artículo resulta una realidad de que estamos ya no frente a una “propuesta social” sino frente a una clara “estrategia anarquista insurgente en marcha, con claros objetivos disruptivos para afectar las democracias de las sociedades occidentales.