- La estrategia de inversión de Beijing ha roto el dominio de Moscú en Asia Central
- La posición militar y cultural de Rusia en la región también se está debilitando
- Kazajstán, el eje de la seguridad regional, pronto podría enfrentar una crisis de sucesión
La reunión del mes pasado en Moscú entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo chino Xi Jinping brindó otra oportunidad para mostrar las relaciones chino rusas. Desde el ingreso del presidente Xi al poder en 2012, los dos se han reunido más de 20 veces, y las relaciones mutuas se dice que son “las mejores de la historia”. El evento del 4 al 5 de julio estuvo marcado por la firma habitual de acuerdos, incluyendo Un fondo de inversión de 10.000 millones de dólares para proyectos de infraestructura transfronteriza. El Sr. Xi también obtuvo el premio más alto que puede otorgar la Federación de Rusia, la Orden de San Andrés Apóstol.
Para el observador casual, Putin parece estar bien encaminado hacia la realización de su propia versión de un pivote hacia Asia, reorientando la economía lejos de las sanciones occidentales para capturar el viento chino en sus velas. Pero una inspección más minuciosa revela que la “asociación estratégica” chino-rusa no es estratégica ni es una verdadera alianza. Rusia no está entre los 10 principales socios comerciales de China, y las empresas chinas tienen poco apetito por la inversión en Rusia. La relación sigue siendo lo que el veterano observador Bobo Lo una vez llamó un “eje de conveniencia”.
La Iniciativa de Cinturones y Caminos de China (BRI) está construyendo una red de ferrocarriles, tuberías y carreteras en un área que Rusia considera su propio patio trasero (macpixxel para SIG)